Dolce fare niente
Tras unos meses enfrentándome a lo desconocido, nada mejor que una cara conocida para tomar un merecido descanso. Así que abandoné mis lecturas frenéticas de periódicos, mis quehaceres universitarios diarios y demás preocupaciones cotidianas para recrearme en el dolce fare niente tan típico de este país.
Buena comida, visitas a las ciudades vecinas y un poco de despreocupación sientan bien a cualquiera. Si lo aderezamos con largas charlas, por fin en español, la mezcla es perfecta. ¿Y para qué tanto recargar pilas? Pues para Roma, certamente….
L'infinito è dietro lei
Roma… ¿Qué decir de esta ciudad eterna, que ha sobrevivido el paso de las civilizaciones más variopintas? Pasear por sus calles es encontrarse a cada esquina con una sorpresa surgida de otra época lejana, o de hace a penas unos minutos, del las columnas romanas a los souvenirs para turistas que se fueron con el final del verano.
Para mi Roma son vistas desde lo alto. Infinitud de antiguos vestigios. Destellos de la grandeza antigua. Un palimpsesto de mil y una capas.
Mientras, en las orillas del Tevere creo estar en París, una plaza del trastevere me recuerda Tirso de Molina, en un bar de blues me siento como en Chicago… Pero el capuccino matutino acompañado de un rico dolce, me despierta cada mañana con la certeza de que no, de que esto es sin lugar a dudas Italia. Y el gelatto. Y el tiramisú. Y la pasta. Y el bocadillo de prosciutto con mozzarella preparado amorosamente por un viejecito entrañable.
Me voy con la sensación de que dejo en esta ciudad una larga retahíla de buenos recuerdos. Noviembre dulce.
Come la fortuna
Diremos que la buena suerte tiene que acabarse, así que empecé este ultimo mes del año, que ha sido sin duda uno de los mejores de mi vida, cayéndome y con el pie consecuentemente semi-escayolado.
Podría tener una historia increíble que contar, podría decir que me caí esquiando una pista negra en Mont Blanc mientras los viandantes miraban atónitos. Una que no sabe ni siquiera esquiar, y mírala lanzándose de cabeza por la pista más peligrosa. Sí, eso, podrían haber dicho los espectadores, ojipláticos ante mi bravura. Pero no, la cuestión es que me caí al levantarme de la cama. Sin embargo, la estupidez del acto no quita que haya estado 7 días en la cama. Por lo menos he tenido tiempo de leer La casa de los espíritus, que por cierto os recomiendo.
Coraggio
Me he perdido gran parte de la visita de mi queridísima Marina (aunque me pasee en carrito de la compra por Forlì). Tampoco he podido ir a Edimburgo a visitar a mi lady Napuka. No se puede todo en esta vida y a veces hay que aceptar que es así, que la suerte cambia, y no siempre a mejor.
Pero ahora me estoy recuperando, y ya puedo comenzar a caminar como siempre, les pieds sur le sol mais la tête dans les étoiles, mientras va acabándose el año y mi estancia por igual.
Kaixo!!!! Se me he hecho la boca agua y me he acordado de cuando estuve en Madrid contigo al ver esa receta tan requeterica que hiciste en tu casa. ¿Para cuando me prometes hacerme una piadina? Mmmmmmmmmmmm.
ResponderEliminarMuxussssssssssssss